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La delgada línea entre ignorancia y libertinaje

Un estilo de vida descepado, despreocupado, asociado a la vida nocturna tiene que ver con la vocación de Cancún que es turístico desde su misma fundación. Cuando una ciudad se conforma con el turismo como actividad económica principal o preponderante, sobre todo este tipo de turismo, es natural que la gente venga a hacer cosas que no se anima a hacer en su lugar de origen: viene a Cancún despreocupadamente sin el temor a que lo vea el jefe, su familia o conocidos que no quieres que te vean bailando encima de una mesa.

El principal factor es la vocación económica, ya que la principal actividad de Cancún es el turismo, pero además es un turismo que tiene que ver con el esparcimiento nocturno, cuando menos en una parte importante de su actividad económica, por ello la población local no permanece impermeable a ese fenómeno. La población local se involucra en esa misma dinámica de comportamiento: el mesero, el cadenero, el operador de tours, el restaurantero, casi todos los trabajadores viven de la economía de esta actividad y, eventualmente, lo asumen también como estilo de vida. De igual forma existen otros factores internos como el sistema educativo colapsado, ineficiente, inoperante que ha derrocado ciertas áreas del conocimiento como las humanidades y las ha relegado al punto de lo inservible y lo inútil, no se enseña civismo en la educación media y ni media superior; ya no enseñan filosofía, tampoco la historia. Entonces el cancunense que nació en este lugar no tiene claro por qué hay que ser buen ciudadano; comportarse bien con el vecino, cuidar el entorno o, simplemente, no hacerle al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

El cancunense no tiene esta mentalidad precisamente porque se ha aniquilado dentro del sistema educativo el contenido de los planes de estudio y, entonces, se ha enfocado principalmente en la riqueza material y a la capacidad de consumo con la mayor de las virtudes, se admira a la gente con dinero,  pero no importa cómo la consigue, ser rico es igual a admiración, no importa si es un trabajo honesto o ético; ese tipo de circunstancias van contribuyendo a que a nivel de comportamiento de lo que el ciudadano promedio estima como conveniente o inconveniente, no tenga mucha claridad por más subjetiva que pueda hacer la consideración de lo que es bueno y de lo que es malo, pues es un hecho que Cancún es una ciudad despreocupada y relajada en sus costumbres.

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